lunes, 10 de mayo de 2021

El sadhu con tarjeta de visita, Jaipur. India

 


Así, como una princesa en su elefante de paseo, llegué al fuerte Amber,  a 11 km. de Jaipur.

El fuerte Amber es una maravilla que recomiendo visitar, un palacio de mármol dentro de una fortaleza de piedra arenisca roja. Fue inaugurado a fines del siglo XVI. Los turistas tenemos la oportunidad de subir la colina a lomos de un elefante, cuatro en cada asiento dándonos la espalda dos a dos. En el patio, nos bajamos en una plataforma donde comenzamos la visita. En esa plataforma vi a un señor mayor que me llamó la atención. Los indios que conocí eran amigables, sonrientes y atentos, así que me dirigí a él por si no le importaba que me pusiera a su lado para una foto. Muy sonriente, asintió en seguida. De la misma forma, me fotografié con unos cuantos a lo largo del viaje. Entonces vi a un señor cuyo aspecto llamaba poderosamente la atención. Delgado como un palo y con la piel como cuero viejo, Una larga melena blanca recogida en parte en una coca en lo alto de la cabeza mientras el resto se desparramaba en rastas. Barba de "profeta". Por vestimenta estaba envuelto en dos trozos de tela, uno amarillo y otro rojo. En la frente las tres líneas blancas horizontales que lo identificaban como seguidor de Siva, Al cuello un collar de semillas de dos vueltas. En la mano la vara terminada en un tridente que también es un distintivo de su estado en la vida. Era un sadhu.

Un sadhu es un asceta hindú o un monje que sigue el camino de la penitencia y la austeridad para obtener la iluminación y la felicidad.


En la sociedad india la vida se divide en fases, cada una con sus obligaciones y limitaciones. La primera fase es la infancia, el tiempo en el que se debe, sobre todo, estudiar y aprender. La segunda fase, la del hombre adulto. Es el momento de formar una familia y trabajar para mantenerla. En la tercera fase se cultiva la espiritualidad, leyendo textos sagrados y acudiendo como peregrino a los lugares santos. Cuando una persona ya ha cumplido con sus deberes familiares y ya no tiene hijos que dependan de él. Es la cuarta fase de la vida en la religión hindú, después de estudiar, de ser padre y de ser peregrino. La tradición sadhu consiste en renunciar a todos los vínculos que los unen a lo terrenal o material en la búsqueda de los verdaderos valores de la vida. Se abandona la familia, la casa y hasta la ciudad donde se ha vivido siempre, Por norma general, un sahdu vive incluido en la sociedad, pero intenta ignorar los placeres y dolores humanos. Se abandonan todas las posesiones materiales y se vive de limosna. Un sadhu no posee más que su bastón y un cacharrito de metal, presente en la foto, que utiliza para beber y para pedir limosna. 

Muchos sadhus imitan la vida mitológica de Shiva, el principal de todos los ascetas. Llevan un tridente simbólico y se pintan tres rayas horizontales con  ceniza en su frente para representar los tres aspectos de Shiva en su búsqueda asceta para destruir las tres impurezas (egoísmo, acción con deseo y el maya).

Me acerqué a mi sadhu y le pregunté si accedía a hacerse una foto a mi lado. Como ya me había pasado en otros momentos del viaje, no puso ninguna objeción. Lo que no me esperaba era que colocara la mano sobre mi cabeza, como si me estuviera bendiciendo. Y así pasamos a la posteridad, Yo muerta de risa y él muy en su papel, mirando muy derecho a la cámara. Todavía me sorprendió más lo que pasó a continuación: Entre sonrisas, me despido de él para iniciar la visita del fuerte y me pone en la mano un papelito doblado. Era un trozo de papel arrancado de un cuaderno de esos con dos rayitas. Y en el papel, hecho con una imprentilla casera como una de juguete que le trajeron los Reyes a mi hermano cuando éramos pequeños, con tinta violeta, se leía muy claramente:

Trishul Baba
Fuerte Amber. Jaipur. India.

Vamos, como una tarjeta de visita. Había algo más escrito, pero como estaba escrito en el alfabeto usado en India, no sé qué decía.