Ya estoy en casa. Con muchas fotos y muchas anécdotas. Pero no os preocupéis, que no os voy a someter a esa tortura disfrazada que es el relato de las vacaciones, porque la verdad es que unas vacaciones le importan sólo al interesado, y para el resto de la humanidad el tema se convierte en todo un rollazo. Sólo voy a comentar aquellas cosas que en estos doce días he hecho por primera vez.
He subido en telesilla.
Ya sé que es una cosa muy corriente que posiblemente muchos hayáis probado, pero servidora es de puerto de mar, no frecuenta las estaciones de esquí y, aunque ha hecho varios trayectos en la cabina de un telesférico, nunca había probado eso de ir colgada de un cable, sin nada más que una diminuta barrita metálica para poner los pies.
Cuando subes a las atracciones de Isla Mágica o Port Aventura, te envuelven en protecciones acolchadas, te rodean de poderosas barras de acero y te sientes más resguardada, pero eso de ir a cuerpo gentil suspendida sobre un abismo sin más que una fina barra donde apoyar los pies, al principio da como qué sé yo, y te preguntas si serás capaz de subirte y bajarte correctamente en marcha, porque el chisme no se detiene ni afloja la marcha.
Pero luego todo va perfectamente, y al minuto estás disfrutando de la sensación de un absoluto silencio a tu alrededor y unas vistas maravillosas. La foto está hecha a mitad de la bajada (el final está en aquella mancha clara al final del pasillo entre los abetos), en la estación de esquí de Pamporovo. Al ver la foto parece que iba a metro y medio del suelo, pero os aseguro que no era así. En varias partes del trayecto la caída era de muchos, muchos metros.
He empezado las comidas con aguardiente.
Por supuesto, nos entró la curiosidad y probamos en varias ocasiones, con diferentes tipos de aguardiente. No puedo decir que sea algo que vaya a cambiar mis costumbres, pero el que sienta curiosidad que lo pruebe, que tampoco pasa nada.
He disfrutado de una sauna privada.
Nunca había tenido sauna dentro de mi propia habitación, y en Veliko Tarnovo me dieron una suite fantástica (del tamaño de un apartamento bastante apañado) con sauna, jacuzzi, y colchón de agua en la enorme cama.
Lo del colchón de agua es divertido. Al principio cualquier movimiento desencadena un oleaje que te desconcierta, pero en poco tiempo te acostumbras. En cuanto a la sauna, la usé, por supuesto.
En realidad todos los hoteles en los que estuve eran muy buenos, excepto en un pueblo pequeño en el que el mejor que había era uno de tres estrellas algo antiguo.
He probado rosas en forma de confitura y licor.
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Mermelada de rosas |
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Licor de rosas |
Lo mejor del viaje: los monasterios, eremitorios y las iglesias con los muros totalmente cubiertos de frescos. Sencillamente impresionantes. En algunos lugares se concentran más de una veintena También el casco antiguo de ciudades como Plovdiv, por ejemplo, y la arquitectura popular de los pueblos pequeños.
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Plovdiv |
Por lo demás, y resumiendo mucho para no aburriros, muy bien. He comido estupendamente, he conocido a gente muy agradable, me he reído muchísimo. El país es bonito y barato. Todavía tiene que mejorar mucho en carreteras, por ejemplo, pero todo se andará. Ahora mismo se ven obras de restauración de monumentos y mejoras generales por todas partes, lo que quiere decir que dentro de algunos años todo habrá cambiado bastante.
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