miércoles, 13 de mayo de 2020

´Cinco días en Nueva York dan para mucho (1): el Metro

Cinco días en Nueva York dan para comentar bastante, así que escribiré varias entradas al respecto con mis impresiones. Y empezaré justo por el principio, por mi primera impresión sobre lo que vi allí.

Cuando llegas al aeropuerto JFK, que es el principal aeropuerto de la ciudad, con nueve terminales y 50 millones de viajeros anuales, lo primero es decidir cómo te vas a desplazar hasta la ciudad.

Un taxi desde el aeropuerto a cualquier lugar de Manhattan cuesta $45 más los peajes (1). Aunque digan que por este medio se tarda media hora, yo aseguraría que es algo más. Se supone que por $100 hay limusinas, pero a mí me parece una horterada tan grande que me daría vergüenza. Antes que eso recurriría a microbuses o taxis colectivos, que vienen a costar unos $15-20 por persona.

Pero en este caso lo más barato no es tan incómodo o lento como para desecharlo automáticamente (2), así que yo recomiendo lo que utilicé. En primer lugar, el Air Train, que es gratuito para moverse entre las distintas terminales y cuesta sólo $5 dólares hasta enlazar con el metro. Su punto de salida está bien señalizado desde el interior del aeropuerto y se llega en un momento al andén. Los trenes son constantes, nuevos y  muy limpios.



Al final del trayecto enlazas con una línea de Metro cuyo billete cuesta $2’5. Es decir, llegamos desde el aeropuerto al centro de Manhattan por $7’5 y en lo que me pareció un tiempo bastante reducido.

El Metro es otra cosa. Deteriorado, anticuado, sucio… Las estaciones con esos azulejos blancos de lechería antigua, con chorreones de suciedad, pinturas descascarilladas, barandillas oxidadas, y todo muy oscuro y tétrico.





Da la impresión que desde que inauguraron el metro en 1904 no han gastado ni un centavo en renovarlo, fuera de los obligados cambios técnicos. Los vagones también tienen un aspecto bastante penoso. Y no creo que el deterioro sea por culpa de los viajeros. En cinco días usé mucho el metro y no vi a nadie tirar papeles al suelo o maltratar algo de ninguna forma. Y el mal aspecto de todo no es algo circunscrito sólo a las zonas marginales y pobres. Las líneas que corren por las zonas más exclusivas de Manhattan están exactamente igual que todo el resto. Da más bien la impresión que su mal estado y su aspecto sucio es por una total falta de mantenimiento por parte de la empresa que lo gestione, que ignoro si es pública o privada.

Ahora comprendo bien que los americanos que vienen a España se queden alucinados con el Metro de Madrid porque, aunque existan vagones y estaciones un poco más anticuadas, la mayoría ofrece un aspecto que, por comparación con el de Nueva York parece modernísimo y lujoso.

Otra cuestión es lo confuso de su trazado. Desde luego no se lo ponen fácil al usuario Tiene más de 1.000 kilómetros, 468 estaciones y 26 líneas diferentes, pero he utilizado el Metro de otras grandes ciudades y nunca me he encontrado algo tan mal planificado.

Para empezar, muchas líneas tienen simultáneamente dos formas de recorrerlas: local y express. Las locales van parando en todas y cada una de las paradas, y las express paran sólo en las paradas más importantes. Esta segunda forma es bastante más rápida si tienes la suerte de que la estación a la que te diriges tenga parada en la línea express. Pero como ambos trenes van por el mismo sitio, has de tener muchísimo cuidado de no confundirte. Ante la duda, tomar siempre un tren de la local, y así no pasarás de largo tu parada.

Otro problema es que distintas líneas comparten las mismas vías y andenes con mucha frecuencia y durante muchos kilómetros. Por ejemplo, un trayecto bastante largo, con muchas estaciones, puede ser recorrido por cuatro líneas diferentes, de forma que también hay que estar muy atento a cuál de ellas pertenece el tren que está parando en el andén, lo que muchas veces no es tan evidente porque los rótulos son más bien pequeños y además las diferentes líneas ostentan el mismo color (también en el plano).

Por último, la distribución de las líneas parece muy mal hecha. En algunos sitios se pueden acumular cuatro líneas que tienen prácticamente el mismo recorrido (en sentido norte-sur) y paran en las mismas estaciones, mientras que para desplazarte entre dos puntos cercanos puedes necesitar más de un trasbordo, simplemente porque apenas hay líneas en sentido este-oeste.

En resumen, que al Metro le pongo una nota bastante baja por su estado de deterioro, la mala planificación de su trazado y la complicación innecesaria de la mezcla de líneas en las mismas vías.

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(1) Al regreso utilicé uno de los coches que pone el hotel a disposición de los clientes. Costó $55 (entre dos personas) pero la comodidad compensaba porque eran las 4 de la tarde y llevábamos cinco días de viaje y nueve horas ininterrumpidas de patearnos la ciudad. Tardó unos 45 minutos desde el hotel hasta el mismo mostrador de embarque (que está al aire libre, antes de entrar en el edificio del aeropuerto) y gracias al asiento enormemente confortable me dormí una siestecita que me vino muy bien.

(2) A menos que tengas un impedimento para moverte normalmente o lleves tanto equipaje que lo desaconseje.

2 comentarios:

Concha dijo...

La verdad es que el metro tiene una pinta de lo más deprimente. 👎
Y lo de la limusina es curioso, la cogimos en las Vegas, pero allí era casi más normal que los taxis.

Carmina dijo...

Es deprimente, da miedo y asco. Parece que por esos pasillos solo te vas a encontrar gente rara y peligrosa.